El Gobierno de Javier Milei está atravesando su momento de mayor nerviosismo económico desde que hace un año estabilizó las variables de la casi siempre alterada economía argentina: los mercados financieros exhiben una llamativa intranquilidad que se refleja en el valor del dólar y la fuerte subida del riesgo país, además de caídas en la Bolsa.
Aunque el caso argentino no es ajeno al ambiente de nerviosismo global ante la política comercial del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, hay razones propias y muy específicas para la alteración.
El índice de riesgo país, que mide el banco JP Morgan, alcanzó este lunes los 867 puntos básicos, muy por encima de los 550 de enero de este año. En comparación, el índice de riesgo país de Brasil, la otra gran economía sudamericana, ronda los 230 puntos. "Hay un problema, claramente", dijo a La Nación el economista Ricardo Delgado, que formó parte del gobierno social-liberal de Mauricio Macri (2015-2019). "El Banco Central perdió alrededor de 6.000 millones de dólares desde que arrancó el año hasta acá, en términos de reservas brutas", destacó Delgado.
La pérdida de reservas del Banco Central, que en términos netos se mantiene en negativo, tal como las entregó el Gobierno del peronista Alberto Fernández en diciembre de 2023, es un gran problema para la administración liberal-libertaria de Milei.
El presidente, el primer economista en llegar al principal despacho de la Casa Rosada, insiste en que no devaluará el peso, pero la inflación es, mes a mes, consistentemente mayor a la tasa de devaluación mensual, un crawling-peg establecido en el uno por ciento. Así, el peso se aprecia, el país es cada vez más caro en dólares y los dólares en el mercado libre suben, lo que aumenta la brecha entre el oficial y el clandestino y distorsiona las importaciones y exportaciones.
Para frenar esta dinámica, el ministro de Economía, Luis Caputo, dijo la semana pasada que habrá en los próximos meses modificaciones en el régimen cambiario, pero que estas no afectarían "a la gente". La frase no hizo más que incrementar las dudas y el nerviosismo, a lo que se sumó el anuncio de Caputo de que la cifra que le prestará el Fondo Monetario Internacional (FMI) a la Argentina es de 20.000 millones de dólares.
El FMI dio rodeos para confirmar la cifra y dejó en claro que el desembolso no será de una sola vez, sino en tramos. Eso complica la estrategia de Caputo y Milei, que necesitan los 20.000 millones para salir del "cepo" cambiario y normalizar el mercado de cambios argentino, una gran distorsión de la economía.
¿Un ejemplo? Hay 6.000 millones de dólares en utilidades de empresas extranjeras que no pueden ser remitidos a las casas matrices.
La buena noticia para el Gobierno de Milei será este lunes la confirmación de que la tasa de pobreza bajó en 2024 en comparación con 2023. Pero ese dato se ve opacado en estos días por la desconfianza de los mercados financieros. "Los grandes inversores eligen moverse con cautela. La reacción del mercado a semanas de definirse el acuerdo con el FMI es sólo una muestra de ello. Ante la incertidumbre, se protege porque nunca descarta lo peor", destaca la analista Florencia Donovan. "Suele decirse que el mercado tiene poca memoria, pero en el caso de la Argentina los golpes han sido demasiado grandes y frecuentes como para olvidarlos tan rápido".
Donovan añade que los bonos en dólares emitidos en Argentina están rindiendo 12 por ciento anual, "por encima de lo que rinden países como Turquía, Nigeria, Egipto o Senegal", pese a que Argentina es, de todos ellos, el único país con superávit primario.
"Argentina tiene un problema de reputación, que no se soluciona de un día para el otro. El acuerdo con el FMI es condición necesaria, pero no suficiente".